La inspección preventiva de los camiones, conocida en el rubro como “la vuelta del perro”, es una de las prácticas más simples y, al mismo tiempo, más decisivas para la seguridad y continuidad operativa del transporte de carga. No se trata solo de “dar una mirada rápida” antes de salir, sino de una revisión sistemática que permite detectar a tiempo fallas mecánicas, desgastes o anomalías que pueden derivar en accidentes, detenciones imprevistas y costos elevados de reparación.​

¿Qué es la “vuelta del perro”?

En el mundo camionero, la “vuelta del perro” es la inspección preoperacional que el conductor realiza caminando alrededor del camión y la rampla, observando visualmente y comprobando el estado general del vehículo antes de iniciar la jornada. Esta práctica cumple una doble función: por un lado, ayuda a garantizar que el equipo esté en condiciones seguras de operación; por otro, fortalece una cultura preventiva en la que la seguridad no se delega únicamente al taller, sino que es responsabilidad también de quien conduce.​

Esta revisión no es un mero consejo, sino que responde a obligaciones establecidas en la normativa de seguridad laboral, que exige verificar el buen funcionamiento de equipos y vehículos al inicio de la jornada. Incorporar la “vuelta del perro” como rutina diaria permite al transportista adelantarse a problemas que, de otra forma, solo se harían evidentes en carretera, cuando ya es demasiado tarde.​

Puntos clave de la inspección preventiva

El artículo del Club Camión Chileno subraya varios elementos críticos que deben revisarse en cada vuelta preoperacional. Entre los principales, destacan:

  • Neumáticos y ruedas: Comprobar presión, desgaste parejo, ausencia de cortes, deformaciones y pernos sueltos o faltantes. Un neumático en mal estado aumenta el riesgo de reventones, pérdida de control y consumo excesivo de combustible.​
  • Sistema de frenos: Revisar posibles fugas en mangueras, conexiones sueltas y funcionamiento del freno de servicio y de estacionamiento. Un freno con aire o líquido deficiente puede marcar la diferencia entre detenerse a tiempo o sufrir un accidente grave.​
  • Luces y señalización: Verificar que luces bajas, altas, de freno, intermitentes y balizas funcionen correctamente, ya que son esenciales para la visibilidad y comunicación con otros usuarios de la vía.​
  • Niveles de fluidos: Chequear aceite de motor, refrigerante, líquido de frenos y dirección hidráulica, buscando también signos de fugas bajo la unidad. Los niveles correctos reducen riesgos de recalentamiento, fallas de motor y pérdida de asistencia en la dirección.​
  • Parabrisas y limpiaparabrisas: Asegurarse de que el vidrio no tenga daños graves, que las plumillas limpien bien y que haya suficiente líquido limpiaparabrisas, fundamentales para mantener una buena visibilidad bajo lluvia o polvo.​
  • Suspensión y estructura: Observar resortes, amortiguadores y elementos de suspensión en busca de grietas, deformaciones o pernos sueltos, además del estado de la rampla, acoples y quinta rueda.​

En muchas operaciones se complementa esta revisión con un checklist formal que el conductor debe completar, lo que ayuda a estandarizar la inspección y a dejar registro de las condiciones del vehículo antes de salir.​

Beneficios para la seguridad y la operación

Aplicar de manera constante la “vuelta del perro” aporta beneficios directos tanto para la seguridad de las personas como para la eficiencia del negocio. En términos de seguridad, reduce la probabilidad de fallas críticas en ruta, minimiza incidentes asociados a neumáticos, frenos y sistemas de iluminación, y permite detectar a tiempo condiciones que podrían derivar en accidentes con consecuencias humanas y materiales.​

Desde el punto de vista operativo, una inspección preventiva bien hecha disminuye detenciones inesperadas, evita daños mayores en componentes que podrían haberse reparado con antelación y ayuda a planificar mejor el mantenimiento preventivo. A mediano plazo, esto se traduce en un mejor control de costos, mayor disponibilidad de la flota y una imagen más confiable frente a clientes que valoran la continuidad y la responsabilidad en el transporte de sus cargas.​

El rol de la cultura preventiva en el transporte de carga

La experiencia de empresas y organizaciones que promueven la “vuelta del perro” muestra que la herramienta clave no es solo la lista de chequeo, sino la cultura que la sostiene. Cuando conductores, encargados de flota y mandos medios entienden que cada inspección diaria es una barrera más contra los accidentes, la práctica deja de ser una formalidad y se convierte en un hábito profesional.​

Para Redecam y el mundo del transporte de carga, impulsar esta cultura preventiva es estratégico: un camión bien revisado antes de cada salida protege al conductor, resguarda la carga, cuida la infraestructura vial y aporta a un tránsito más seguro para todos. En definitiva, la “vuelta del perro” es mucho más que una vuelta alrededor del camión: es un gesto concreto de responsabilidad y respeto por la vida en cada kilómetro recorrido.